Bieletas y articulaciones

En este apartado, trataremos siete componentes esenciales del sistema de suspensión del vehículo y los problemas que pueden surgir.
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Se trata de las partes que conectan los diversos elementos del sistema de suspensión entre sí. Son piezas de metal resistentes y, aunque ocasionalmente pueden corroerse, por lo general deberían durar lo mismo que el vehículo. La excepción se da cuando se produce un accidente o incidente grave en la carretera, cuando será fundamental cambiarlos.
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Amortiguadores
Los amortiguadores funcionan junto con los muelles reduciendo el impacto de los baches de la carretera. Los amortiguadores sujetan los muelles reduciendo el movimiento de estos. Contienen aceite espeso y, si este se filtra, puede provocar problemas en otras piezas del sistema de suspensión. Son fundamentales para que los neumáticos estén en contacto continuo con la superficie de la carretera. Con que un solo amortiguador esté gastado, la distancia de parada de un vehículo puede aumentar en dos metros a 50 km/h. En la mayoría de las circunstancias, deben cambiarse en grupos de ejes.
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Muelles helicoidales
Se trata de una de las partes más importantes del sistema de suspensión que puede ocasionar problemas si se produce una sobrecarga continua. Normalmente, los muelles rotos suelen localizarse fácilmente a simple vista y cambiar los que estén rotos o dañados es esencial.
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Suspensión neumática
Muchos vehículos llevan este tipo de suspensión. Está compuesta de caucho natural que se desgasta con el tiempo y puede agrietarse ligeramente. Los resortes de la suspensión neumática suelen tener que cambiarse en un periodo de entre seis y diez años, pero ten en cuenta que los largos periodos de inutilización tienden a aumentar las probabilidades de fallo.
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Silentblocks
Están hechos de caucho para resistir temperaturas extremas y movimientos fuertes, así como el agua y la suciedad. Con el paso de los años, los manguitos se vuelven quebradizos y el caucho pierde su flexibilidad, pudiendo dar lugar a grietas y desgarros. Pueden causar problemas de manipulación, vibración, desgaste excesivo de los neumáticos y ruidos metálicos. Se trata de un proceso gradual que no ocasiona necesariamente fallos repentinos, si bien detectar el problema es esencial si se está efectuando el mantenimiento de un vehículo.
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Rótulas
Las rótulas son bolas que giran dentro de unas carcasas lubricadas que están encapsuladas y resguardadas en una cubierta bien protegida. Puede producirse desgaste natural que afloje el perno esférico de la carcasa, dando lugar a un claro ruido de golpeteo. Las rótulas deben cambiarse en grupos de ejes para garantizar la distribución uniforme de la eficiencia de la suspensión.
Síntomas de una suspensión deficiente o dañada
Una de las señales más obvias de que debe revisarse la suspensión del vehículo es el hecho de sentir más los baches de la carretera. La suspensión es un sistema complejo de varios componentes, de forma que al cliente le puede resultar difícil describir el chirrido, el crujido o el rechinado que oye. Si es posible, será conveniente reproducir la avería durante una breve prueba de conducción con el cliente para tener la certeza de identificar lo que percibe. El tiempo de esta prueba puede contabilizarse en el tiempo del técnico, puede mejorar la diagnosis inmediata y puede ser decisiva para que el cliente tenga una buena experiencia con el servicio.
Un síntoma obvio es el tambaleo del vehículo en las curvas. Esto indica que los amortiguadores ya no consiguen mantener el vehículo estable al girar. En casos extremos, y en especial en vehículos comerciales, esto aumenta las probabilidades de perder el control del vehículo e incluso volcar.
Una suspensión que da problemas también puede aumentar la distancia de frenado un 20 %, lo que representa un peligro grave. Si tu cliente te indica que el capó se tambalea hacia abajo mientras está frenando, sin duda será necesario revisar la suspensión.